Crecí de espaldas al rió, en un castillo de cartón y algunas canciones para cantar, sin esperar mucho mas de mi primer día. Recuerdo que vivía sobre una ruta, de fondo las montañas, y adentro mio una pequeña melodía. Me crié con un par de amigos y una mascota, que ademas de amigo supo ser compañero en los días que pase frió. Tuve un tío que dejo de escribir y una madre de corazón roto y vació. Fue un largo camino hasta donde llegue, pero aquí estoy, escribiendo para un nuevo amigo, un pequeño campesino de pocas ideas, pero grandes argumentos. Una vez mas pasada la agonía de una nueva noche despierto donde empece, con la armonía de un nuevo día en mi cara. Gracias zorzales y cardenales por seguir cantando las mismas canciones con las que crecí, gracias árboles por levantar de nuevo sus grandes hojas verdes por mi; ¡Que bien que te veo sobre tus aguas rió!, libre de puentes y todavía mantienes tu brillo.
Fernando Peláez.
09/11/10 - 22:15 P.M.
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